Los códigos de barras son un elemento que parece que ha estado ahí, toda la vida junto a nosotros. Pero, cosa curiosa, ni llevan tanto tiempo siendo un elemento fundamental para el comercio minorista y mayorista, ni tampoco explotamos todo su potencial al máximo.

En este artículo trataremos de resumir brevemente su historia, los usos y ventajas que le puede aportar a una pequeña empresa en la actualidad, los tipos de códigos de barras que existen y, por último, el mejor método para utilizarlos: la impresión térmica por ribbons.

Breve historia de los códigos de barras

Los códigos de barras se crearon con un claro objetivo: facilitar la organización de los stocks de una empresa. Hasta su aparición, sucedía que los almacenes de mayor tamaño se podían convertir en un auténtico caos, donde la ausencia de control sobre las existencias creaba totum revolutum incontrolable. Cajas se olvidaban, productos que se creían agotados esperaban escondidos en la última fila de una estantería.

Fue, para solucionar todo ello, que se crearon los códigos de barras a mediados del siglo XX, aunque su aplicación comercial no comenzó a ser extensiva hasta los años 80. Quizás, el siguiente paso clave en su evolución fue la creación de un modelo oficial para la estandarización de los procesos de identificación y gestión comercial. Dicho avance fue protagonizado por la firma GS1 y, hoy, se utiliza en más de 140 países.

Funcionamiento y uso de los códigos de barras

Dentro de los códigos de barras, cada línea representa un número 1, mientras que el espacio en blanco equivale a 0. Además, las dos barras estrechas a ambos extremos del código marcan el inicio y el final del código de producto y su objetivo es facilitar la lectura del código por el escáner. Así, a través de dicho lenguaje binario, cualquier lector por escáner tiene la capacidad de identificar el producto especificado en el código.

No cabe duda de que el reto de comenzar a utilizar los códigos de barras en una PYME puede suponer un pequeño desafío, incluso algo exclusivo, pero los resultados suelen compensar cualquier esfuerzo. Al fin y al cabo, este elemento aporta un enorme control sobre el stock, sobre qué productos son más populares y, por ende, cuáles aportan mayores beneficios al negocio. Ahora que está tan de moda el big data y el business intelligence, la aplicación de los códigos de barras es una forma humilde de implantarlo en un negocio.

Tipos de códigos de barras

A continuación, vamos a hablar sobre los tipos de códigos de barras más habituales y sus particulares usos:

  • EAN: Muy utilizado en la venta minorista y en la alimentación, el EAN (European Article Number) se utiliza para marcar los productos escaneados desde una caja registradora. Una de sus características diferenciales es que incluye 13 dígitos junto a las barras. El EAN hizo un recorrido inverso al de muchas invenciones recientes: se creó en Europa y, luego, su uso se extendió al resto del mundo —salvo EEUU y Canadá—.
  • UPC: El UPC (Universal Product Code) es el equivalente al EAN para los países de Norteamérica, y una de sus pocas diferencias es que cuenta con un dígito menos: 12, en vez de los trece del código de barras europeo. En cualquier caso, ambos ya están aceptados en todo el mundo.
  • QR: El del QR puede que sea el único nombre identificable para una persona que no haya tenido mucho contacto con el mundo de los códigos de barras, una industria en la que este tipo de código funcionó como la evolución del código de barras lineal. El QR es bidimensional, y permite una mayor densidad de almacenaje e información en menos espacio. Ahí donde se ve, un código QR puede contener más de 4.000 caracteres alfanuméricos.
  • Datamatrix: El Datamatrix es un código de barras bidimensional, similar en su forma cuadrada al QR, con la diferencia de que solo es capaz de almacenar 2.335 caracteres alfanuméricos. Otra desventaja es que no puede ser decodificado por móvil. Sin embargo, el Datamatrix cuenta con una ventaja: su alta fiabilidad de lectura. Y es que sucede que, aunque el 30% del código Datamatrix esté dañado, este podrá ser codificado igualmente. De ahí que sea muy apropiado para industrias muy específicas donde la erosión de los códigos es habitual.
  • Code 39 y Code 128: Fuera de la industria alimenticia y del comercio al por menor, el Code 39 es el tipo de código más habitual. Este sistema incluye la codificación no solo de números, sino de letras mayúsculas así como ciertos caracteres especiales. Por su parte, el Code 128 nación como una ampliación del anterior, con una mayor densidad de información y una también mayor selección de caracteres. De hecho, una de las características primordiales del Code 128 es que codifica todo los caracteres de la tabla ASCII.
  • ITF: El código ITF (Interleave Two of Five) cuenta con su mayor aplicación en la industria del transporte, pues se adapta perfectamente a la identificación de las cajas que conforman un envío. Normalmente, los productos que van dentro de las cajas identificadas con códigos ITF van etiquetados, a su vez, con códigos de barras EAN o UPC.
  • GS1 Datamatrix: Por último, el último código que queremos destacar es el GS1 Datamatrix, sobre todo por lo concreto de su aplicación: para intentar evitar la falsificación de medicamentos. El GS1 Datamatrix nació una vez comenzó a ser obligatorio la trazabilidad de los productos farmacéuticos, y permite codificar toda la información de un elemento: desde su productor hasta su vendedor final.

Ribbons: El método para imprimir códigos de barras

Una consecuencia directa del auge de los códigos de barras y los beneficios que aporta a los comercios minoristas es la aparición de la impresión térmica. En la actualidad, debido a su velocidad de impresión y rentabilidad, los negocios que trabajan con etiquetas térmicas para marcar sus productos e introducir los códigos de barras son mayoría: tiendas de ropa, espacios de alimentación, supermercados, pequeños y grandes almacenes, etc.

Hoy por hoy, una de las tareas claves de cualquier empresa es tener bajo control todo lo relacionado con los ribbons. Los ribbons los rollos de cinta de transferencia que cuentan con el material necesario en la impresión térmica, y es con ellos que se imprime el código de barras o la información que se quiera introducir en una etiqueta, producto, caja, etc.

Pero su importancia y complejidad no acaba ahí. Los ribbons se dividen en tres tipos y cada uno de ellos se adapta mejor a unas industrias que otras. Por ejemplo, los productos congelados necesitan de ribbons de resina, un material mucho más resistente. Sin embargo, para los alimentos del día a día —pan, fruta, etc— basta con ribbons de cera, mucho más asequible económicamente y que permite cumplir sobradamente con las funciones que se buscan en el etiquetado.

He ahí, resumidos en un único concepto, los beneficios de tener un control total como empresa sobre los códigos de barra, la impresión térmica y los ribbons: no se trata solo de mejorar los servicios de la empresa, sino de hacerlo de una forma mucho más económica.

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